Sandra Soriano
“Goce, satisfacción, sensación agradable producida por la realización o suscepción de algo que gusta o complace.” Esto seria lo primero que encontraríamos al buscarlo en un diccionario común. Gusto, goce y satisfacción; son las palabras que por omisión llegarían la cabeza cuando de estos nos referimos ¿no es así? Los hay tan excéntricos como el sentir la piel de una joven galante, por así decirlo, volverse tan manipulable como la mantequilla, con la brillante caricia de un cuchillo, como lo era del conocido Jack, el cual si bien analizamos no sería tan diferente al de un tal Don Juan, quien prefiere sustituir tal brillo por sus manos. Esta también el placer que no muchos poseen, de disfrutar nuestra belleza al grado morir y renacer en una flor. En cuanto a mí respecta, mis placeres podrían ser mas cotidianos, mucho menos riesgosos y perturbadores, no sé, quizá. Siendo honestos soy una persona igual de sencilla, de placeres tan ordinarios, que seguro comparto con un sinfín de personas y tan pocos que incluso podrían ser contados con los dedos de la mano. El olor de la lluvia por ejemplo o el compartir un cigarro con cualquiera que esté dispuesto a recibir las consecuencias de su relajante y mortal perfume. Hay que recordar que todos los placeres traen consigo una consecuencia. La dicha que me dan los libros de poder acompañar en momentos y más profundos pensamientos a personas que quizá nunca llegue a conocer, la intimidad que comparto con alguien volviéndonos uno solo al unir nuestros labios, por un momento, sin importarme si nos volveremos a encontrar; es algo que me embriaga tanto como lo hacen las miles de burbujas que viajan desde el cristal hasta mi garganta en una danza tan placentera que solo algunos pueden disfrutar realmente. Y por ultimo, el poder plasmar mis pensamientos en papel y así, por un instante, lograr que tú y yo nos volvamos tan íntimos, como jamás volverá a ser… ¿Puedes sentirlo? Haz clic aquí para editar.
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Sandra Soriano. Yo, que a diario, me despierto con las ganas de quitarte el sueño, de los ojos, con mis labios. Y me acuesto fantaseando por que me aterra dormir sola. Yo, que miento por que es la unica forma de encajar con la realidad. Yo, que escondo al vino en tazas de café y digo que no te amo, solo para guardar las apariencias. Que ya no se si, con cada bocanada, es el cigarro quien me consume a mi. Yo, que cierro los ojos al besar por que me da miedo ser descubierta. Yo, que busco quien sea capaz de apreciar este arte dionisiaco, no confío en quien lo hace y lo evito hasta el abandono. Yo, que vivo en el pasado ya que la melancolía me va bien. Yo, que creo en Dios pues necesito aferrarme a algo. Yo… Que me paso escribiendo cartas a amantes imaginarios… Por que la realidad no es suficiente. Yo tan yo. Tan simple y complicada. Sandra Soriano.
¿Así que quieres exprimirme, hasta extraer la última gota de vino en mi cuerpo? Te he descubierto. Ahora prepara tu copa y embriágate. Llena tus labios de la dolce vita. Tú me has descubierto, entonces. El vino puede ser muy amargo. La vida no es tan dulce. La resaca es dura y nunca es placentera. Los placeres traen consigo consecuencias. El éxtasis es finito. No hay nada más. Entonces… ¿Qué hará que te quedes todavía? Sandra soriano
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AutorPara mi, estas letras no son mas que un diario deliciosamente imperfecto. Archivos
Noviembre 2016
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